Me quemó. Sus llamas me destrozaron, me hicieron cenizas, me mataron, sin piedad, me mataron. Su corazón era un mechero y yo lo encendí. Fue imposible de apagar, llamas y llamas, sin control arrasando con todo, con todo. Parecía un juego, pero era todo un reto. Porque cuando juegas con fuego, te quemas.
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