sábado, 19 de noviembre de 2011

Llorar de felicidad.

A lo largo de nuestras vidas nos ocurren miles de millones de cosas. En muchas ocasiones, estamos tristes. Y en otras muchas, felices. Lloramos de tristeza, nos deprimimos, queremos estar solos.
Con la felicidad pasa lo contrario. Hay quienes saltan, sonríen hasta que les duele la cara, e incluso sienten que vuelan. A mi me pasa eso. Sin embargo, otras muchas personas lloran. Lloran de alegría. Yo jamás había llorado de alegría. Pero por primera vez en mi vida, me sentí tan bien con una persona, el momento era tan perfecto, ella es tan perfecta. Aquella media hora fue lo más feliz que he tenido en mucho tiempo. Y al día siguiente, cuando me acordaba de ella, y leía su tablón. Lloré.
No lloré por que la echase de menos, esta vez no. Lloré de lo bonito que era todo, de lo bien que me había sentido con ella.
Ahora sé lo que es llorar de felicidad.

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